Plan México: regionalismo, desafíos con Trump y el futuro del globalismo
- Francisco M. Sánchez Jáuregui
- 14 ene
- 3 Min. de lectura
El ‘Plan México’ tiene el potencial de ser una herramienta poderosa para el desarrollo económico, pero solo si se implementa con una visión estratégica que priorice la cooperación regional y la resiliencia global. Frente a la presidencia de Donald Trump, México debe adoptar una postura que evite la confrontación y promueva la integración de América del Norte como un bloque sólido y competitivo.

13 de enero de 2025.- El Plan México, presentado recientemente por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca posicionar al país como una de las diez economías más grandes del mundo para 2030. Sin embargo, la inminente presidencia de Donald Trump en Estados Unidos plantea retos cruciales. Con una agenda proteccionista y confrontativa, Trump amenaza con imponer aranceles, endurecer la política migratoria y desestabilizar la dinámica de comercio entre ambos países.
Frente a este escenario, el gobierno mexicano debe evitar la confrontación directa y priorizar una visión de integración regional que consolide a América del Norte como un bloque competitivo y fuerte, en lugar de perseguir una estrategia nacionalista que podría aislar al país en un contexto global cada vez más fragmentado.
México no puede ignorar su interdependencia con Estados Unidos y Canadá. La región de América del Norte, impulsada por el T-MEC, representa un motor económico que beneficia a los tres países. Sin embargo, esta colaboración se encuentra amenazada por posturas proteccionistas que buscan separar lo que debería unirse. Ante esto, México debe adoptar una postura estratégica, que no solo defienda los intereses nacionales, sino que promueva la cooperación regional en áreas clave como:
• Innovación tecnológica.
• Energías renovables.
• Integración de cadenas de valor.
• Migración ordenada y desarrollo sostenible.
Fomentar esta cooperación no implica renunciar a los intereses nacionales, sino reconocer que una América del Norte fuerte puede ser un trampolín para el desarrollo económico de México. Algunos analistas sugieren que el ‘Plan México’, enfocado en sustituir importaciones y fortalecer la producción nacional, al poner el énfasis en la autonomía económica y la ruptura con los patrones tradicionales de dependencia hacia Asia y otras regiones, el plan debe ejecutarse con cuidado para no caer en el proteccionismo que limita la innovación y el desarrollo.
Frente a este escenario, el gobierno mexicano debe evitar la confrontación directa y priorizar una visión de integración regional que consolide a América del Norte como un bloque competitivo y fuerte, en lugar de perseguir una estrategia nacionalista que podría aislar al país en un contexto global cada vez más fragmentado.
La fragmentación del globalismo es un hecho, su transformación hacia un modelo multipolar representa tanto un riesgo como una oportunidad para México, que debe posicionarse como un actor clave en la transición hacia este nuevo orden económico global.
Para Jalisco, como una de las economías más dinámicas del país, este cambio de paradigma trae consigo desafíos y oportunidades:
1. Aprovechar el T-MEC para fortalecer exportaciones locales: Productos emblemáticos como el tequila y la tecnología agrícola tienen un lugar privilegiado en los mercados norteamericanos, siempre y cuando se mantenga la competitividad y calidad.
2. Fomentar la innovación regional: La colaboración entre universidades, empresas y gobiernos locales puede consolidar a Jalisco como un centro de innovación tecnológica.
3. Diversificar mercados: Si el gobierno quisiera reducir la dependencia de Estados Unidos diversificando las exportaciones hacia Europa, Asia y América Latina, evitar arranques nacionalistas es crucial para mantener estabilidad económica.
Por todo esto, en Libres creemos que es necesario fomentar el diálogo regional por la que nuestro gobierno debe promover una agenda conjunta con Estados Unidos y Canadá para fortalecer la competitividad de América del Norte, evitando posturas confrontativas.
Esto significa impulsar una política exterior inteligente: México debe buscar aliados internacionales que respalden su visión de integración económica regional sin sacrificar su soberanía.
En Jalisco tendremos que invertir en educación y capacitación para preparar a la fuerza laboral mexicana ante los desafíos contemporáneos y así competir en un mercado global en transformación. Por nuestra parte hemos de promover el consumo responsable desde las comunidades, fomentando el consumo local y la producción sustentable que ayude a construir una economía más resiliente.
El ‘Plan México’ tiene el potencial de ser una herramienta poderosa para el desarrollo económico, pero solo si se implementa con una visión estratégica que priorice la cooperación regional y la resiliencia global. Frente a la presidencia de Donald Trump, México debe adoptar una postura que evite la confrontación y promueva la integración de América del Norte como un bloque sólido y competitivo.
Este no es el fin del globalismo, pero sí su transformación. México, y en particular estados como Jalisco, deben adaptarse a este cambio, reconociendo que el futuro económico dependerá tanto de la capacidad de innovar como de la habilidad para construir alianzas sólidas en un mundo cada vez más fragmentado.
Por la Vida, la Esperanza y la Renovación de México.
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