Los falsos mesías ciudadanos
- Francisco M. Sánchez Jáuregui
- 19 sept 2024
- 4 Min. de lectura
Las supuestas plataformas ciudadanas están repletas de viejos políticos que se niegan a jubilarse y pretenden colocarse una nueva cachucha ciudadana para mantenerse vigentes en la vida pública. El caso más emblemático es el de Salvador Cosió Gaona, el hijo del ex gobernador de Jalisco, el priísta Cosío Vidaurri.

19 de septiembre de 2024.- En esta elección de junio de 2024 hemos sido testigos de un fenómeno que presume de democrático pero que tiene que ver más con intereses políticos y económicos simulados con el disfraz de una ciudadanía participativa. Grupos de la sociedad civil «organizada» se desenvolvieron activamente en los procesos electorales y pretendieron definir la elección en favor de la oposición. El resultado está a la vista de todos: fracasaron rotundamente.
En la elección presidencial fueron los principales impulsores de la candidatura de Xóchitl Gálvez y pretendieron acaparar toda la campaña, anulando a las bases de los partidos políticos y renegando de las cúpulas que les cedieron la candidatura. Destruyeron el proceso ciudadano que, según ellos, garantizaba que la ciudadanía participara en la elección del candidato de la oposición pero, al ver a su candidata amenazada por la posibilidad de que las estructuras partidistas se movilizaran en favor de la experimentada Beatriz Paredes, presionaron a las dirigencias partidistas para que aplicaran el dedazo en favor de Xóchitl Gálvez, irónicamente en contra de una precandidata del PRI que había aceptado competir en un proceso abierto. Y, luego del fiasco, se exculparon así mismos y justificaron su decisión porque “ellos sí son democráticos” y si terminaron designado una candidata fue para impedir que los enemigos de la democracia se hicieran con el poder.
Al principio, sus convocatorias parecían verdaderos foros plurales para que los aspirantes pudieran expresarse ante auditorios interesados en el devenir político. Sorprendían a todos con el alcance de sus convocatorias llenando centros de convenciones con los más destacados oradores. Del PRI, de MORENA o el PAN y MC, todos querían estar ahí para ser parte del juego del tapado. Igual asistía un Senador que un Presidente Municipal, un escritor, un político jubilado o un empresario tentado a buscar el poder político. Hasta ahí, parecía una plataforma genuina de participación democrática. De los foros y las conferencias pasaron al protagonismo en las movilizaciones sociales en favor de las causas del sector opositor. Un día en defensa del Instituto Nacional Electoral, otro en contra de esa reforma, de la otra, todo aquello que evidenciara malestar social contra los proyectos políticos del gobierno del Presidente López Obrador era una ocasión para movilizar a la sociedad temerosa de que MORENA sacara adelante sus reformas.
Pero, más pronto que tarde, sacaron el cobre. Las supuestas plataformas ciudadanas están repletas de viejos políticos que se niegan a jubilarse y pretenden colocarse una nueva cachucha ciudadana para mantenerse vigentes en la vida pública. El caso más emblemático es el de Salvador Cosió Gaona, el hijo del ex gobernador de Jalisco, el priísta Cosío Vidaurri. Este personaje que ha sido candidato de todos los partidos que no tienen nada que perder postulando a un cartucho quemado, hoy es la cara de esa oposición “ciudadana”. Si era escandaloso ver a López Obrador, Marcelo Ebrard, Monreal, Manuel Espino o Corral ir de un partido a otro sin pudor, ahora imagine que luego de haber navegado con todas las banderas partidistas posibles y siendo hijo de un ex gobernador priísta, Cosío Gaona pretenda convencernos a todos de su condición de “ciudadano” apartidista.
Hay gente de buena fe que todavía cree que MORENA se quiere robar la elección. Son fanáticos como Pedro Ferriz los que alimentan la teoría de la conspiración sobre un supuesto fraude electoral. Pero, también, otros como Cosío Gaona están convocando a una movilización para defender la victoria electoral de Pablo Lemus que los tribunales están por resolver.
Hay que reconocer que es un hábil político, en México se puede persistir en la política a base de cuantiosas inversiones. No es, parafraseando al maestro Hank, un pobre político. Cosío sabe obtener recursos mercantilizando sus actividades “ciudadanas” poniéndolas al servicio de las “causas” mas disímbolas. Ha sabido reunir en torno a él a otros políticos de distintos orígenes y presentarse a la sociedad y medios de comunicación como el gran articulador de la pluralidad democrática lo que le facilita la narrativa.
Sorprende aún más que algunos de sus nuevos socios han sido víctimas en el pasado de sus diatribas. Estos socios de Cosío, quizá desesperados por no encontrar otros ecos, han puesto a su servicio causas y organizaciones que, aunque antes le vieron con desconfianza, hoy se le subordinan y le tratan como al nuevo mesías ciudadano para hacerle engordar las filas de su movimiento, llenas todas de membretes y que, para encajar en ese círculo de salvadores de la democracia, han tenido que dejar de lado sus principios y causas, total que para defender la democracia todo vale, hasta ser capitaneados por un personaje que ha querellado judicialmente hasta al Arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez bajo argumentos de lo más absurdos.
Hay gente de buena fe que todavía cree que MORENA se quiere robar la elección. Son los fanáticos como Pedro Ferriz los que alimentan la teoría de la conspiración sobre un supuesto fraude electoral. Pero, también, otros como Cosío Gaona están convocando a una movilización para defender la victoria electoral de Pablo Lemus que los tribunales aún están por resolver. Lo que no dicen Cosío y sus compinches es que con esta movilización buscan presionar al Tribunal Federal Electoral para que resuelva en favor de un candidato, lo que no es democrático ni sensato ni propio de una ciudadanía bien informada, más bien es, por decir lo menos, una imprudencia que no hace mas que aumentar la polarización en Jalisco.
Lo peor es que existan quienes, sabiendo quién es Cosío y lo que representa, sigan engordándole el caldo para que siga obteniendo prebendas de sus pactos con políticos y gobernantes. Muchos ya se dieron cuenta y aprudentan, otros pocos, quizá, siguen ahí esperando que les salpique un poquito de sus acuerdos con los políticos y partidos.
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